Oh campos ciudadanos donde crecen y se reproducen mil bolsas de polietileno de variados colores, oh pájaros mecánicos del cielo que anuncian los domingos las funciones de teatro, oh heraldos del comercio: altoparlantes entusiastas que recorren los barrios con su música alegre y sus consejos, oh perros de las casas que en las noches serenas ladran celosamente a las estrellas, oh perros incesantes de las calles que guardan las veredas, oh perros de colores que comen la basura, oh pandillas de perros liberados, oh radios a todo volumen con que humildes vecinos comparten sus programas con los otros vecinos, oh avenidas de zonas comerciales, oh intrépidos ases del volante eternamente jóvenes cuyas máquinas prolongan la potencia de sus genitales, oh autobuses musicales cuyos altoparlantes entretienen nuestros viajes, oh arroyos ciudadanos que arrastran las ofrendas populares, oh silencio, oh amor al prójimo.